Tratamiento de la depresión en personas mayores
hace 3 años · Actualizado hace 1 año
Enfoque desde Terapia Ocupacional.
La depresión genera un gran impacto en el desarrollo de las actividades de la vida diaria de todas aquellas personas que la sufren.
En el caso de las personas mayores como ya se comentó en el artículo anterior, suele manifestar déficits de memoria, atención y concentración, así como falta de interés en aquellas actividades que realizaba con anterioridad, aislamiento social, tristeza o apatía, entre otros. Afecta a su funcionalidad y desempeño diario.
Para el abordaje de la depresión es necesario la intervención desde diferentes disciplinas sanitarias, donde la terapia ocupacional, como bien es sabido, tiene como objetivo promover la autonomía personal y por ende la calidad de vida de la persona.
Tratamiento de la depresión
En el tratamiento de la depresión en personas mayores se hace necesario el uso del tratamiento tanto farmacológico como no farmacológico.
En el caso del segundo, tenemos en cuenta el papel que desempeña disciplinas como la terapia ocupacional, que va orientada a reducir las manifestaciones de los síntomas depresivos.
Conocer cuáles son los obstáculos o causas que están impidiendo a la persona desarrollar su vida de forma plena es necesario cuando planteamos un tratamiento de intervención frente a la depresión.
Por tanto, ¿qué aspectos podemos tener en cuenta para tratar la depresión en personas mayores?
- Saber más sobre la persona. Esto implica conocer:
- Cuáles son sus áreas conservadas: sus habilidades y destrezas.
- Sus síntomas a nivel cognitivo, anímico, físico. Por ejemplo, aquí valoramos la percepción que tiene la persona de sí misma. La forma como se percibe es un aspecto muy importante a la hora de trabajar con ella.
- La capacidad que tiene la persona de adaptarse a los cambios. Hablamos de cómo percibe las variaciones de su entorno, así como de las alteraciones que el propio proceso de envejecimiento ejerce sobre él o ella, por ejemplo.
- Sus síntomas motivacionales y de conducta. Podemos preguntar acerca del qué y el por qué abandonan o mantienen la realización de sus actividades. Esto nos ayuda a comprender mejor su situación y por tanto, a trabajar para intervenir en sus causas.
- Saber más sobre el entorno que le rodea. El entorno de la persona es una pieza clave para nosotros.
- Conocer las características del lugar donde y con quién reside va a ayudar a determinar si su acceso a las diferentes tareas diarias son de fácil entrada o adaptación para su desempeño, o si por el contrario, requieren de mayor esfuerzo.
- Indagar sobre su red de contactos, tanto a nivel familiar como social nos orienta a saber cómo se relaciona con los demás.
- A nivel institucional y cultural, saber si acude o no a los puntos de ayuda y asesoramiento, y los motivos cuando no lo hace.
¿Qué recomendaciones podemos tener en cuenta durante la intervención?
- Organizar un ambiente o contexto estimulante para la persona.
- Promover su autoestima planteando actividades que brinden a la persona más seguridad y confianza sobre sí misma.
- Potenciar su autoconcepto permitiendo que tome el control de las actividades. Diseñamos actividades adaptadas a sus características. Con ello fortalecemos su creencia sobre las habilidades y destrezas que tiene conservadas.
- Promover hábitos saludables y rutinas acordes a sus necesidades, intereses y motivaciones. Aquí nuestro papel va dirigido a acompañar a la persona a descubrir qué actividades o nuevas áreas de interés le pueden interesar más.
- Informar a la persona sobre su evolución y desempeño. Reforzar de forma positiva sus logros.
- Facilitar que la persona participe en el planteamiento de los objetivos que se quieren conseguir.
- Intervenir en el entorno de la persona. Por ejemplo, mantener una comunicación bidireccional con sus familiares. Hablar con ellos sobre el tratamiento y las actividades propuestas, a la vez que se les pide participar de manera activa en las actividades propuestas que ayuden a potenciar sus vínculos con la persona mayor.
Todas las recomendaciones y actividades que se proponen se dirigen a fomentar y facilitar la participación activa de la persona mayor con síntomas depresivos.
Conclusión
La depresión en las personas mayores es uno de los síndromes geriátricos más comunes que experimentan.
Nuestro trabajo desde terapia ocupacional va enfocado a promover el bienestar, fortalecer o mantener la funcionalidad de la persona, mediante el uso de estrategias que promuevan un mejor desempeño en sus actividades diarias. Para ello usamos como medio terapéutico, la actividad. Actividades que tengan sentido y significado para la persona, que sean importantes para su ocupación del día a día.
No hay que olvidar que el estado de depresión en el que va a estar la persona conlleva a que participe o no, en la realización de sus tareas cotidianas. De ahí parte la importancia de conocer a la persona: qué le motiva, que le interesa, qué necesidades tiene y quiere cubrir, por qué hace unas actividades y otras no, qué tipo de anticipación hace frente a las actividades de su día a día: ¿es una anticipación positiva o negativa? ¿siente que le generan un gran esfuerzo? ¿Percibe que va a fracasar en su intento?, o por el contrario, ¿piensa que va a llevar a buen término su o sus tareas?
Son varios aspectos los que debemos tener en cuenta cuando queremos plantear un tratamiento en esta situación.
Es necesario seguir haciendo avances y estudios que avalen nuestro papel como terapeutas ocupacionales en este tipo de tratamiento porque no solo se trata de hacer un tratamiento a nivel cognitivo o funcional, sino de tener en cuenta todas las áreas de la persona mayor con síntomas de depresión.
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