¿Cuántos grados de dependencia hay?
06/05/2023 - Actualizado: 11/08/2023
La ley de dependencia, en su artículo 26 determina 3 grados de dependencia: Moderada, Severa y Gran Dependencia.
Grado I. Dependencia moderada
En este grado de dependencia, la persona afectada presenta ciertas dificultades y limitaciones para llevar a cabo tareas esenciales, pero no es completamente dependiente de otras personas o de productos de apoyo.
Estas personas experimentan una notable disminución en su autonomía personal y capacidad para cuidar de sí mismas, afectando así a su calidad de vida.
Algunos ejemplos de situaciones cotidianas en las que una persona con dependencia moderada puede requerir asistencia incluyen vestirse, alimentarse, asearse o realizar movimientos básicos.
Se considera, por tanto, dependencia moderada cuando la persona en situación de dependencia requiere:
- Ayuda al menos una vez al día para la realización de varias actividades.
- Necesita apoyo, de manera limitado o intermitente, para su autonomía personal.
Grado II. Dependencia severa
La atención a personas en situación de dependencia severa, requieren una mayor prestación y dedicación para asegurar su bienestar y poder desarrollar sus tareas cotidianas.
En general, aquellos que se encuentran en este grado necesitan la ayuda de una o varias personas para la realización de actividades indispensables de la vida diaria, como el aseo personal, la alimentación, la movilización y desplazamiento, el vestir y, en algunos casos, la comunicación y la toma de decisiones, entre otras.
Este tipo de atención y asistencia puede realizarse en un entorno familiar, a través de cuidadores no profesionales, o en centros especializados de atención y cuidado a personas dependientes.
Por tanto, este grado de dependencia hace referencia a las personas que precisan de:
- Asistencia dos o tres veces al día a la hora de realizar varias actividades diarias.
- No quieren de forma permanente el apoyo de un cuidador.
- Ayuda extrema para el desarrollo de su autonomía personal.
Grado III. Gran dependencia
Las personas valoradas en este grado indican un alto nivel de necesidad de asistencia y cuidado por parte de otra persona.
Requieren ayuda en casi todas las actividades de la vida diaria, como vestirse, bañarse, comer, moverse y realizar sus necesidades básicas e instrumentales.
Esta situación puede deberse a enfermedades crónicas, discapacidades físicas, trastornos mentales, demencia, accidentes cerebrovasculares, lesiones medulares o incluso a situaciones particulares de envejecimiento.
Esa atención, en su mayoría, es de tiempo completo y personalizada, es decir, requiere la presencia de uno o varios cuidadores profesionales o, en algunos casos, familiares capacitados para atender sus necesidades.
Además, a menudo es necesario un apoyo emocional constante por parte del entorno familiar y social, ya que el impacto psicológico de la gran dependencia no sólo recae en la persona afectada, sino también en sus familiares y cuidadores.
El reconocimiento del Grado III de dependencia es fundamental para acceder a ayudas y servicios específicos, como prestaciones económicas, centros de día, viviendas tuteladas y atención domiciliaria especializada, que contribuyen a mejorar la calidad de vida y a mantener la dignidad de las personas en esta situación.
Concretando, en este grado de dependencia la ley hace referencia a las personas que necesitan:
- Ayuda varias veces a la hora de realizar sus actividades diarias.
- Apoyo indispensable y continúo debido a la pérdida de su autonomía física, mental, intelectual o sensorial.
Para determinar el grado de dependencia se tiene en cuenta el baremo que está en vigor fue aprobado en el RD 174/2011, de 11 de febrero, previamente establecido por la Ley 39/2006, de 14 de diciembre.
Referencia bibliográfica
Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia.
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